Por Ana Casacuberta Roca
Licenciada en Farmacia
Enfermedades de guardería
Las infecciones respiratorias y las gastroenteritis agudas son responsables de la mayoría de las epidemias en la guardería.
10 / 12 / 2014
guardería
Cada vez es más frecuente que papá y mamá trabajen fuera de casa y opten por dejar a los niños pequeños en la guardería durante el día.
Estos padecen de 4 a 6 veces más infecciones que los que se quedan en casa. Se trata en la mayoría de los casos, de resfriados comunes, conjuntivitis, otitis o diarrea que desaparecen sin mayores problemas.
Las infecciones respiratorias y las gastroenteritis agudas son responsables de la mayoría de las epidemias en la guardería. Al mismo tiempo, en el niño menor de 18 meses, el contacto con los hermanos representa un factor de riesgo de infecciones equivalente al de ir a la guardería.
Las infecciones se adelantan
Como seguramente tu pediatra ya te habrá avisado, los niños que acuden a la guardería tienen más probabilidades de contraer infecciones. Se trata, en la mayoría de ocasiones, de resfriados comunes, conjuntivitis, otitis o diarrea que desparecen sin mayores problemas.
La asistencia a la guardería simplemente ‘adelanta en el tiempo’ el contacto con diversos gérmenes. Si no es ahora, será en la etapa escolar, por lo que no le des más vueltas y toma esta temporada de idas y venidas al médico como una etapa más o menos inevitable que hay que pasar y que un niño sano superará sin grandes problemas.
Pero como es lógico, si el pequeño padece alguna enfermedad crónica de tipo cardiaco, respiratorio o que afecte al sistema inmunitario, estas infecciones típicas de guardería pueden comprometer aún más su situación y es posible que ésta no sea la mejor opción.
Prevenir las continuas visitas al pediatra suele ser complicado. Normalmente se trata de infecciones víricas y basta con la simple exposición a personas enfermas para que el contagio esté servido. Como es lógico, cuántas más personas haya juntas, más fácil es que alguna tenga una infección y que la contagie a otras, de ahí que la guardería sea un escenario ejemplar para las infecciones. Además, gran parte de las enfermedades de las vías respiratorias se transmiten antes de que nada haga sospechar de su presencia y se puedan poner cortafuegos a su expansión.
¿Cómo se contagian?
Las vías de transmisión son las siguientes:
- Fecal-oral: es decir, los microbios se eliminan por las heces y el contagio se produce al ingerirlos. Las enfermedades adquiridas por esta vía son particularmente frecuentes en los menores de 2-3 años, puesto que, a esta edad, no son capaces de controlar bien la defecación. Algunos ejemplos son gastroenteritis víricas o bacterianas, hepatitis A e infestaciones intestinales.
- Respiratoria: debido a la tos y los estornudos los gérmenes se asientan en el aire de la habitación y son luego aspirados por otros niños o cuidadores que resultan así contagiados. La saliva y los mocos son otros de los aliados en la expansión de los gérmenes. El mero contacto facilita el contagio.Ésta es la forma de transmisión más difícil de evitar en un espacio cerrado, sobre todo cuando muchas de las infecciones que se propagan de esta manera se pueden contagiar varios días antes de declararse la enfermedad, es decir, durante el período de incubación. Los resfriados, faringitis, laringitis, tos ferina, varicela, sarampión, gripe, meningitis y tuberculosis son ejemplos de enfermedades transmitidas por vía respiratoria.
- Contacto con la piel: este modo de contagio es el típico de ciertas infecciones de la piel, como impétigo, conjuntivitis purulenta y hongos, y en las parasitosis cutáneas, como piojos y sarna. Para que el contagio sea posible, se precisa el contacto persona a persona o que un objeto actúe de intermediario entre ambos.
- Contacto con líquidos orgánicos: la transmisión por contacto con sangre es excepcional en una guardería. El contacto con orina o saliva es mucho más probable y puede dar lugar también a infecciones. Citomegalovirus o herpes simplex son una muestra de virus que han escogido esta forma de contagio para su expansión.
Prevención
Aún así, hay algunas cosas que podemos hacer para prevenir las infecciones. Lo primero es que los pequeños que acudan a la guardería y sus cuidadores tengan sus vacunas al día. En el caso de los niños, no necesitan ninguna vacuna adicional, basta con que hayan recibido todas las que el calendario oficial de vacunaciones establece para su edad.
Lavarse las manos con frecuencia es la medida más importante para reducir la transmisión de enfermedades en las escuelas infantiles y dos los momentos en los que hay que ser especialmente escrupuloso: antes de preparar la comida del niño y después de cambiarle los pañales. Es más, las guarderías deben tener instalaciones adecuadas y rutinas o procedimientos claros sobre cómo y dónde realizar ambas prácticas. Por precaución, también hay que lavar a menudo los juguetes de uso común y las toallas a diario.
A los trabajadores de la guardería también les corresponde vigilar la secuencia de infecciones que se suceden a lo largo del año y dar la voz de alarma en cuanto se declare alguna contra la que se puedan poner en marcha medidas de prevención.
Cuándo no hay que llevar al niño a la guardería
- Si el niño precisa un tipo de cuidados que no pueden darse en estos centros.
- Si no puede participar aceptablemente en las actividades normales del centro.
- Si presenta síntomas que atañen a su estado general, como fiebre, dificultad respiratoria o irritabilidad.
- Si reúne un cuadro clínico poco definido y potencialmente peligroso, como por ejemplo vómitos sin una causa que lo explique.
- Si tiene diarrea con sangre y moco, conjuntivitis purulenta, impétigo, piojos, sarna, varicela, tos ferina, sarampión, paperas, tuberculosis o hepatitis A.
- Cuando el pediatra o su buen juicio le sugieran esta precaución. Muchas veces no hay mejor consejero que el sentido común.
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